Las cosas más insignificantes tienen un aire de augurio, porque vienen, de manera inconsciente, a robarme una misma calma llamada cordura.
1.- Recuerdo así, un frijol atisbado (sobreviviente) en un plato aturdido de arroz. Mi idea de no- racismo nada tiene que ver con esta ironía; aunque, paradójicamente, nunca pude disolver el frijol en mi plato. Había una acentuada diferencia para-textualizar esa imagen: contorno y masa. Tal vez el frijol era el cuerpo, y el arroz, un mar contrariado de pensamientos; entre ellos, la idea de olvidar el suceso, para luego pretender que todo era bocado.
¡Peligro! Sustraerse del mundo atenuado por una impasible violencia (al revés). Empezar un libro y luego otro, y luego otro… querer encontrar las claves y el enigma de todo; realidad es nada navegando. De otra forma, leer más de poesía que de Barack Obama en México es, el frijol atisbado; me interesa olvidar el suceso y vivir exiliado.
2.- Todo lo amado y una orfandad. Por ejemplo, hace poco me caí de las escaleras. Lloré amargamente recordando un momento antes que rehusaba despedirme de mi ex, previo otro momento que poseía sus brazos, previo a otro momento que dormimos pero ya no era mía, previo otro momento que hubiera deseado hacerle el amor. Es decir, cuando azoté, todo era una imposible “levedad del ser”.
¡Peligro! Comienza territorio inverso. El momento de placer más intenso reside en el ser prohibido. Pero gozamos de esa plenitud inhibida: los brazos y el cuerpo del otro; idealización manifiesta. La intensidad de lo que no será, vuelve la duda de lo que hubiera sido (y ese segundo dura siglos)…
3.- Confundir la culpa y el dolor interior. Esto tiene que ver con un re-ordenamiento, pero ya menoscabado intento de supervivencia. Hoy en casa de mi madre, tras huida de ella a la pronta muerte de mi abuelo y la espina dorsal ¿A quién le dejo el perro, la casa, y todo? (no me quedó de otra más que hacerle el favor); caí en la cuenta de que mi perro ha percibido una tristeza acumulada de mi parte, y ha decidido, por puro capricho, dejar de comer.
Ya estoy como en la Iglesia: "por mi culpa, por mi culpa, por mi …culpa". Lo peor es que, para vengar a mi perro, he rehusado recoger sus periódicos de merde. Cuando me duerma, me llegará olor a merde, y tal vez, por puro capricho, me ponga a llorar.
4.- Cuando mi mamá me advirtió que, hay que proceder con cautela para prender el calentador, he decidido que la mejor manera para, “no caer en depresión” es bañarme con agua helada. Recuerdo también que los cubitos de hielo en todo mi cuerpo simbolizan un montón de sacrilegios para rehusar a la calidez (persona, ser, momento, situación). Mejor me “emparejo” con lo que hay. Prefiero no sentir nada y hacerme la pendeja: “ésto me reaviva”.
Quitarme el sentido de “responsabilidad” y poner de excusa que: “menos por menos da más” precede a uno de los ritos más antiguos de mi persona. La teoría es sencilla: cuando uno está deprimido, es necesaria una dosis de más depresión (a un menos se le agrega otro menos, para que dé como resultado un más). Por ejemplo, un whiskey a las rocas o un Tequila 100 años (de un solo trago); una canción córtate las venas; una película melo-dramática; una hora de ejercicio hasta morir; y ¿por qué no? un baño con agua helada.
5.- Pues ya de puro no toser, el burro se mordió la cola. Y es que, me hice la sufrida y no he hablado con el mundo (hay un motivo más que allá de la incomprensión: la indigestión). Mi enamoramiento desde el viernes pasado, resulta de la absurda creencia de querer poseerlo todo con la vista: se persigue un ideal hasta la muerte...y casi hasta la muerte fui a dar: llegué a un hospital por andar persiguiendo una mujer, a querellas de un destino muy contrariado, pues en el camino tuvimos que resolver el trágico final de un wey “madreado” en una taquería. No pasó más allá de que, los lindos ojos de la mujer, se combinen ahora, con un montón de sangre. Después, y para rematar las extrañezas, conocí un debraye caminando y me quedé en su departamento “artístico-humeante”….(mucho humo)…
Aunque, pudiera especificar con labios (más bien con silencios), cada una de las facciones de mi persecutoria belleza, haber experimentado la ausencia del miedo y la totalidad del alcohol, me hizo re-formular cierta cuestión esencial: antes: el destino; ahora, nada, nada...los ángeles se van cuando te marchas. Irrevocablemente empezó el countdown 10…9…8…7…6…5..4..3..2..1... hasta mi cumpleaños: ahora soy abstemia, y no sólo del trago, también del mundo en mi boca, que revienta un paladar de celos; en medio de una noche que creí poseerlo todo y en contraste, lentamente salieron de estos avatares: ¿qué haré con tanta sobriedad? Los sentidos despiertos me adolecen.
-Contraríame de todo, PORQUE, hoy sabe a cafeína la noche.
Hyndra
2 comentarios:
AYER DESCUBRI ESTE BLOG, HOY ME DECLARO SU SEGUIDORA, ME GUSTO... ME GUSTA, ME GUSTA, ME GUSTA.
soy una anonima llamada Martha.
Gracias! Prometo no revelar su anonimato =)
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