lunes, 21 de septiembre de 2009

Cielo Deshabitante


Gossypium arboreum.

Árbol de algodón situado en la entrada de visitantes a Colonia, Uruguay.
Una visita recomendada a los turistas que gozan de los pueblos pintorescos.

martes, 15 de septiembre de 2009

Buenos Aires

Recorriendo el cementerio de Recoleta en Buenos Aires, me encontré con dos bellísimos textos sobre Borges. El primero, un poema dedicado a Elvira de Alvear; el segundo, un homenaje a su bisabuelo, en el bicententario de su nacimiento. A continuación, la fotografía encripta:


Todas las cosas tuvo y lentamente todas la abandonaron. La hemos visto armada de belleza. La mañana y el claro día le mostraron, desde su cumbre, los hermosos reinos de la tierra. La tarde fue borrándolos. El favor de los astros y la infinita y ubicua de causas le había dado la fortuna que anula las distancias. Como el tapiz del árabe confunde deseo y posesión, y el don de verso que transforma las penas verdaderas, en una música, un rumor y un símbolo, y el fervor, y en la sangre la batalla de Ituzaingó y el peso de laureles,y el goce de perderse en el errante río del tiempo (río y laberinto). Y en los lentos colores de las tardes. Todas las cosas la dejaron, menos una. La generosa cortesía la acompañó hasta el fin de su jornada, mallá del delirio y del eclipse, de un modo casi angélico. De Elvira lo primero que vi, hace tantos años, fue la sonrisa y es también lo último.

Jorge Luis Borges




.- Dilató su valor sobre los Andes.
Contrastó montañas y ejércitos.
La audacia fue costumbre de su espada.
Impuso en la llanura de Junín
término venturoso a la batalla
y a las lanzas del Perú dio sangre española.
Escribió su censo de hazañas
en prosa rígida como clarines belísonos.
Eligió el honroso destierro.
Ahora es un poco de ceniza y de gloria.

Homenaje de la Municipalidad del Coronel Suárez, en el centenario de su nacimiento, de su bisnieto Jorge Luis Borges

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Mi oficina de los Doradores

Cual Pessoa, escribiendo detrás de un escritorio y llorando de anhelos:
Situada en la calle Hong Kong, en el barrio de Belgrano, a unos pocos metros del hangar chino, frente a la estación de comisarios, junto a una tienda deportiva (línea Massi, River y Boca) y otra fachada de familia aristocrática; se ubica el complejo HP.

Afuera, los perros pasean 8:30am. Van en grupos de 20 o 25, conducidos por un achichincle encargado de orearlos. A las 9 en punto se empieza a trabajar. El tedio es enorme. Te recibe una triste señorita: Buen Día, el que sigue: Buen Día. Se va por un café descafeinado, espresso, dulce, largo. No existe el americano y sin azúcar.

Llega la hora de comer: 3 en punto. El tedio aumenta después de una conversación abierta con signos de interrogación. No hay más: hombría por un lado, y mujeres por otro. “Vos te diría una cosa, si no fuera porque está aquí Arianna”. Pues qué carajos, ni me importa. Como ven, salgo sobrando…(dejemos la discusión del machismo para otro día).

Me duelen los dientes. Quemé mis labios con un pastel de bife. Esta narrativa no funciona cuando quiero bifurcar (así, con doble negación):
“Me haces falta aunque tengo atestado el corazón” Esta vez, por puro tedio y porque he querido llorar intensamente (imaginé que en plena junta tiraría la toalla). Extraño la melancolía del roble (el salón de juntas se llama Roble, irónico, se llama R-O-B-L-E). “Basta decir, que ocupas cada sitio que respiro”. La computadora huele a hierbas, vegetación, pronto a agua, ríos cableados, playa, mar, desierto, nube, letra h-silencio.

Aquí no hay vahos; baches de tiempo. El supply chain tiene la siguiente lógica; el costo de la libertad se paga bajo un precio: el tedio. Mi lágrima recorre cada uno de los relojes de arena. 3:35 apenas. A las 6 salgo y tropiezo con la piedra: Piedra, te amo. Me he enamorado del epicurio solitario. Río de cables, te amo.

Sobreguez (sobriedad y vejez). Agua, me haces falta. ¿Leíste alguna vez la lluvia? Esa carta que mandé en forma de metáfora: inundaciones en sequías. Si la nostalgia tuviera forma de humo. Veo un teclado y unos cuantos ingenieros. Como diría Ruso:“Así funciona el mundo; así las cosas” en HP, Bs. As.

martes, 8 de septiembre de 2009

Plaza Cortázar, Buenos Aires


Sólo estando aquí; en el "culo del mundo", como dirían allá, vos comprendés por qué existió un excéntrico Cortázar, un auténcito Borges. Pensarás que es Europa, pero no...el argentino se mezcla entre cultura y gente; pampa y roble; arte y algo más. El viejo Continente se perdió en la Patagonia; y dejó...como si lo llevara el viento, una Boca de consuelo y un folklor. La diferencia es que aquí, la grilla es una cuestión de estilo.