miércoles, 31 de diciembre de 2008

7.a

Mi paracaídas se enredó en una estrella apagada que seguía su órbita concienzudamente, como si ignorara la inutilidad de sus esfuerzos.

jueves, 25 de diciembre de 2008

7

Mi paracaídas empezó a caer vertiginosamente.

Tal es la fuerza de atracción de la muerte y del sepulcro abierto.

Podéis creerlo, la tumba tiene más poder que los ojos de la amada. La tumba abierta con todos sus imanes. Y esto te lo digo a ti, a ti que cuando sonríes haces pensar en el comienzo del mundo.

martes, 23 de diciembre de 2008

6

»Después tejí un largo bramante de rayos luminosos para coser los días uno a uno; los días que tienen un oriente legítimo y reconstituido, pero indiscutible.
»Después tracé la geografía de la tierra y las líneas de la mano.
»Después bebí un poco de cognac (a causa de la hidrografía).
»Después creé la boca y los labios de la boca, para aprisionar las sonrisas equívocas y los dientes de la boca, para vigilar las groserías que nos vienen a la boca.
»Creé la lengua de la boca que los hombres desviaron de su rol, haciéndola aprender a hablar... a ella, ella, la bella nadadora, desviada para siempre de su rol acuático y puramente acariciador.»

Αιώνια

Llega el día en que son las 6 de la tarde y sediento miras, sediento escuchas;

de nada sirve si te sientas a observar el hundimiento de los barcos; tus oídos (dos silencios), consienten el trazo que parte con las aguas, solitarias de tu cuerpo cuando cae el sol;

de nada sirve cuando finges ser presencia y el sueño despierta tu traje azul de héroe, viajero eterno;

nada en tu instinto para percibir la hora de ser un hombre libre: salir tras las rejas de una prisión adolorida; hay plumajes que son cristales y sirven como rostros (aunque no vuelen, pero que sean rostros);

nada miran tus ojos cuando las hojas disciernen la caída, llegó el otoño y el calor sigue quemando nuestra piel;

nada siente tu cara cuando lloriquea el cuerpo y la estirpe en el zorzal se enrosca;

nada hace consciente el delirio de una mente sobria; de repente, lucías hermosas y este jardín era un rosal, un ardiente pincel fue acto de mi vida.

- El cambio de estación quiere salir al mundo por la puerta natural.

- El duelo quiere desterrar al muerto (se ve más limpio si en la nada miro un todo;
la noche es día).

- El agua quiere llevar tus ojos, dos cristales que desnuden el silencio;
ciegos en la partitura de la nota silenciosa:

- La música se escribe hoy, aunque se toque mañana y se escuche ayer.

-Los charcos forman la lluvia, aunque la tierra y el cielo derramen lágrimas, gotas que son fechas, iniciales de fantasmas.

- Te amo y dejo morir una semilla;

- Ese pájaro cautivo asciende al confín de sus palabras: bajo el ave, bajo el vuelo, nos mira el ojo y ya no estamos en el cuerpo, etílicos, etílicos, ya no estamos en el mundo.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Αιώνια

Voy por tus caminos uno a uno, piedra echada bajo el sol de cada día, rostro de noche interminable, eterno descanso como luz que se esconde y vuelve siempre.

He llegado a tu risa, un santuario que abraza una sola letra; (A)cabas de decir te amo: afuera el tiempo se desboca y en la historia nada éramos: fin-comienzo; nada fuimos.

Voy por las nubes recordando tu nombre. Hoy eres ni nívea, acorazada, cristal, vaso de agua, mar de orquídeas.

Quiero decir algo,

que amanezca la luna contra el hambre, el grito y la palabra. Que el polvo cante hasta que el viento diga tu nombre y lo escriba en el aire.

Sueño que vigilas en voz alta: el alma busca un cauce, un rumor de manantiales para caminar y mojar las horas descalzas. Seremos lluvia, pozo de la infancia: abre tus abismos para brotar por fin el agua;

dime, vida eterna, por qué escribir palabras es abrir el tiempo;

hoy serás silencio,

hoy serás silencio y la noche volverá.

5

Entonces oí hablar al Creador, sin nombre, que es un simple hueco en el vacío, hermoso, como un ombligo. «Hice un gran ruido y este ruido formó el océano y las olas del océano. »Este ruido irá siempre pegado a las olas del mar y las olas del mar irán siempre pegadas a él, como los sellos en las tarjetas postales.

viernes, 19 de diciembre de 2008

4

Hacia las dos aquel día, encontré un precioso aeroplano, lleno de escamas y caracoles. Buscaba un rincón del cielo donde guarecerse de la lluvia. Allá lejos, todos los barcos anclados, en la tinta de la aurora. De pronto, comenzaron a desprenderse, uno a uno, arrastrando como pabellón jirones de aurora incontestable. Junto con marcharse los últimos, la aurora desapareció tras algunas olas desmesuradamente infladas.

domingo, 14 de diciembre de 2008

3

El primer día encontré un pájaro desconocido que me dijo: «Si yo fuese dromedario no tendría sed. ¿Qué hora es?» Bebió las gotas de rocío de mis cabellos, me lanzó tres miradas y media y se alejó diciendo: «Adiós» con su pañuelo soberbio.

viernes, 12 de diciembre de 2008

2

Mi madre bordaba lágrimas desiertas en los primeros arcoiris.
Y ahora mi paracaídas cae de sueño en sueño por los espacios de la muerte.

martes, 9 de diciembre de 2008

1

Nací a los treinta y tres años, el día de la muerte de Cristo;
nací en el Equinoccio, bajo las hortensias y los aeroplanos del calor.
Tenía yo un profundo mirar de pichón, de túnel y de automóvil sentimental.
Lanzaba suspiros de acróbata.
Mi padre era ciego y sus manos eran más admirables que la noche.
Amo la noche, sombrero de todos los días.
La noche, la noche del día, del día al día siguiente.
Mi madre hablaba como la aurora y como los dirigibles que van a caer.
Tenía cabellos color de bandera y ojos llenos de navíos lejanos.
Una tarde, cogí mi paracaídas y dije: «Entre una estrella y dos golondrinas.»
He aquí la muerte que se acerca como la tierra al globo que cae.