martes, 23 de diciembre de 2008

Αιώνια

Llega el día en que son las 6 de la tarde y sediento miras, sediento escuchas;

de nada sirve si te sientas a observar el hundimiento de los barcos; tus oídos (dos silencios), consienten el trazo que parte con las aguas, solitarias de tu cuerpo cuando cae el sol;

de nada sirve cuando finges ser presencia y el sueño despierta tu traje azul de héroe, viajero eterno;

nada en tu instinto para percibir la hora de ser un hombre libre: salir tras las rejas de una prisión adolorida; hay plumajes que son cristales y sirven como rostros (aunque no vuelen, pero que sean rostros);

nada miran tus ojos cuando las hojas disciernen la caída, llegó el otoño y el calor sigue quemando nuestra piel;

nada siente tu cara cuando lloriquea el cuerpo y la estirpe en el zorzal se enrosca;

nada hace consciente el delirio de una mente sobria; de repente, lucías hermosas y este jardín era un rosal, un ardiente pincel fue acto de mi vida.

- El cambio de estación quiere salir al mundo por la puerta natural.

- El duelo quiere desterrar al muerto (se ve más limpio si en la nada miro un todo;
la noche es día).

- El agua quiere llevar tus ojos, dos cristales que desnuden el silencio;
ciegos en la partitura de la nota silenciosa:

- La música se escribe hoy, aunque se toque mañana y se escuche ayer.

-Los charcos forman la lluvia, aunque la tierra y el cielo derramen lágrimas, gotas que son fechas, iniciales de fantasmas.

- Te amo y dejo morir una semilla;

- Ese pájaro cautivo asciende al confín de sus palabras: bajo el ave, bajo el vuelo, nos mira el ojo y ya no estamos en el cuerpo, etílicos, etílicos, ya no estamos en el mundo.

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