Voy por tus caminos uno a uno, piedra echada bajo el sol de cada día, rostro de noche interminable, eterno descanso como luz que se esconde y vuelve siempre.
He llegado a tu risa, un santuario que abraza una sola letra; (A)cabas de decir te amo: afuera el tiempo se desboca y en la historia nada éramos: fin-comienzo; nada fuimos.
Voy por las nubes recordando tu nombre. Hoy eres ni nívea, acorazada, cristal, vaso de agua, mar de orquídeas.
Quiero decir algo,
que amanezca la luna contra el hambre, el grito y la palabra. Que el polvo cante hasta que el viento diga tu nombre y lo escriba en el aire.
Sueño que vigilas en voz alta: el alma busca un cauce, un rumor de manantiales para caminar y mojar las horas descalzas. Seremos lluvia, pozo de la infancia: abre tus abismos para brotar por fin el agua;
dime, vida eterna, por qué escribir palabras es abrir el tiempo;
hoy serás silencio,
hoy serás silencio y la noche volverá.
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