A Byron.
(Descansa en Paz)
¡Oh sangre! Latidos son latidos en el fondo de la hora
Hoy te vi cayendo de una alcoba, una sombra.
Un ojo entornado a medio llorar, invierno ciego.
Un medio camino al tibio beso, golpeando un reloj de espejos.
Luz distante, ese hilo conduce a la pupila de tus ojos.
¿Dónde el alba tejió su propio nido?
callada muerte y un niño moribundo.
Suena la campana y otro duerme, ignora o calla.
Ese pensamiento de noche
traspasó las lenguas, inmensas y fugaces mariposas.
¡Oh sangre! Latidos son latidos en el fondo de la hora
Hoy te vi cayendo de una alcoba, una sombra.
Un ojo entornado a medio llorar, invierno ciego.
Un medio camino al tibio beso, golpeando un reloj de espejos.
Luz distante, ese hilo conduce a la pupila de tus ojos.
¿Dónde el alba tejió su propio nido?
callada muerte y un niño moribundo.
Suena la campana y otro duerme, ignora o calla.
Ese pensamiento de noche
traspasó las lenguas, inmensas y fugaces mariposas.
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Escucho un eco cual sonido infame:
duelo de siete mares, torbellino de sal,
flores al cielo y un gemido que por suerte,
librarán la batalla final.
(Ahí una furia de seda y una paloma blanca)
librarán la batalla final.
(Ahí una furia de seda y una paloma blanca)
1 comentario:
Me encanta, muy profundo.
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