Tengo una sensibilidad de Marte. Mi nombre es: Hyndra, Houston Miller, Ananuk. Tengo tres ranas sin color. Todo el tinte se lo llevó su madre (osea yo). Las nubes que veo son todo menos grises. El unicornio de mi hermana Molusco es morado con cuerno blanco. Un día lo vimos bajar de las estrellas. Lo esperamos desde las 10am acostadas en el pasto. Lentamente se formaron las conflagraciones. Los duendes del Enano también son pequeñitos y chistosones. La tierra que nos fue heredada: “Far far away”.
Vivimos en carne propia el deshielo de Groenlandia. Peregrinamos a Far Far Away, y ese discurso elocuente... Molusco quería su Príncipe Azul, Ananuk quería salvar a África. El Enano soñaba con volar o ser hermoso cisne. Nunca aterricé (por fortuna me acompañan otros 2 tesoros). Ahora no tengo ojos para nadie más. Tengo miedo que alguien me vea con “sospechosismo”. ¿Qué estará haciendo? Vaho. Me enamoré de Papa. La distancia entre el amor terrenal y eterno se dispersa. No es la primera vez que amo. Pero las primeras dos veces fueron eternas. Aquí me desgarro por el cuerpo. Me vuelvo tan desdichada cuando tengo, soy, estoy. ¿Quién oye un sonido de sirena semejante…?
Lo siento, estoy llorando. Papa, recuerda que me conociste queriendo salvar al mundo. Y ahora, sólo suplico por sobrevivir un día con tantos seres terrenales. Sólo un día para despechar mi trabajo, hacer las cosas pendientes, realizar mis compras, poner atención, charlar del tráfico, preguntar por las cosas esenciales. El aseo, la comida. Todo eso. Pero no puedo, por Dios que no puedo. No me siento de ninguna parte. Ahora menos. Siento que mis sueños se dispersan…se van. No tengo nada qué hacer aquí. Soñaba con ser poeta (y ya ni eso). No puedo poetizar porque la distancia surreal será mayor. Me ahogo.
- Demente lloro. Hyndra
2 comentarios:
Muy buena prosa y bella imaginación aplicada...
Saludos y te seguire :)
Nos vemos.
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