jueves, 26 de noviembre de 2009

fons et. origo 12




Sueños de niña

¿Quisiera saber si alguien ha vuelto de la oficina sintiendo claustrofobia? Y si, el café, en cualquiera de sus tamaños, ha provocado ataques de sueño, hasta el punto de ver a la gente transformarse en  diminutísimos caracoles?





Cuando tenía 10 años ya había planeado mi vida. Me propuse un viaje astral en el asiento 10A de mi propio avión. Trabajaría para la CIA o cualquier agencia secreta parecida al Mossad. Del mismo modo, imaginaba el día de mi boda. Me casaría con vestido rojo ¿Por qué no? Si en Asia solían casarse de rojo; es un color más bonito y llamativo. Mi novio hubiera sido un príncipe extraño (nótese las facciones metrosexuales: alto, delgado, artista, deportista, intelectual, sexy, bailarín). Después tendría un labrador negro con ojos azules y una moto deportiva que corriera a mil kilómetros por hora. Lo extraño de todo esto es que las cosas parecían alcanzables de cualquier modo (nótese que llevaba al mismo tiempo el perro, la moto y el novio a mis viajes de negocios).

Lo cierto es que conocí al príncipe extraño, pero nunca me casé con él (ese fue mi primer intento de amor). Después tuve una motoneta que no corre más que a 30 kilómetros por hora (y ahora está descompuesta). Trabajo para HP (ojalá fuera una agencia secreta, pero creo que la marca es más comercial que otra cosa). Lo único que me falta es el labrador negro de ojos azules. ¿Quién me lo regala? Por cierto que todavía deseo una boda con vestido rojo. Aunque no me casara, sería mi sueño guajiro. La novia viste de rojo (excelente cliché).

A lo que voy con todo esto, es que el café hace sentir claustrofobia, hasta el punto de regresar con nostalgia a los sueños más primitivos; de ahí se parte todo. Por ejemplo, he descubierto que sigo queriendo salvar al mundo, pero no lo haré (por supuesto), a través de una agencia de mafias. Quizás dentro de poco diga: las cosas son más fáciles de lo que uno piensa. No se requiere ir a Marte para salvar la humanidad (Ni es necesario, ni es humanamente posible). No es posible tener un novio de esas características que no sea gay (por experiencia lo digo), como tampoco es posible portar un vestido rojo en una boda religiosa. Por eso es que no tengo novio, ni deseo casarme. Después resultó más fácil encontrar mujeres sexy's,  intelectuales, bellas y deportistas. Me falta una fiesta de vestidos rojos y listo. He realizado mi sueño.

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