sábado, 3 de mayo de 2008

Primera nota

Pequeña variación: en el manantial de las formas se rompe el estatus quo (si es que este mundo es sólido). Ahora soy la bestia, asumo como tal un enigma en las bocas de otros: cada hora es un cuerpo vivo, necesito desgarrarme. Soy entre lecturas un prodigioso desastre, un bulto gris, una memoria y un olvido. Flor de vocales y de consonantes, veo a Van Gogh en la barca: unos remolinos y unas cuantas estrellas (resolutas tocadas, podrán alcanzarse).


Dejo mis charcos de sangre pisados (yo oigo lo que dice el viento), el grito futuro del desarraigo; entre tantos ojos no veo los míos: soy un cuadrilátero magnético; me agarro del hombro del lienzo, rueda la noche y borra un tiempo sin horas. Duermo con las manos abiertas, soy un fuego crescendo… crescendo: mi mundo no es sólido (es agua, es viento, un pasadizo de movimientos indecisos).


Me levanto y ando. Saboreo otros labios (pasaron años de aislarlos extraños). Estabas ahí desde el principio y el viento no te veía: (abecedarios vivientes de la z a la; todavía sonrisas, todavía cayendo).


Entras en lo que vio el científico su experimento: no me reconociste, mi camuflaje de múltiples formas te ha sorprendido (otra página que perteneció al principio, larga hora). "No soy pasado, manifiesta ante todo el movimiento". Yo oigo lo que dice el viento: un poco más y me daré tropezones, un poco más y mis manos manchadas escriben. Los objetos caen y yo caigo (una música me despierta en tanto).

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