Tengo la impresión que la piedra sigue intacta. Corro con arrolladora fuerza vital, pero mi lenguaje es un intérprete del anhelo de mis palabras. ¿Qué hago aquí y hacia dónde iré? Poseo en mis manos (quizás como continuum) un ojo azul de mares; la noche luminosa incorporándose en lo alto de una torre en vigilancia.
El poeta se detiene en todo lugar y por des-fortuna rueda, sigilosamente, en el suelo mirador de otros pies: ¿manos por los pies de otros?
A veces sueño en las visitaciones reales, lugares donde está sentada la gente exacta (los profesionales, cualquier sea su denominación social), y hablo con ellos diplomáticamente. Confieso que no puedo seguir órdenes y sigo descifrando los misterios incontenibles del vocabulario humano.
Estoy en búsqueda de un salario que pague el lenguaje de lo irreal, pero el poeta es incomprensible; es un pescado exótico que suele ser encontrado sólo en las profundidades. Nadie navega, nadie sabe.
Tengo una aura de tierra con la íntima garra de un león (el león no es tierno pero cómo es admirado). Me acerqué a ellos con recelo. Aquí tienen mi CV. No sé hacer nada más que descifrar la noche universal.
Otro día llegué en búsqueda de un puesto “asistente de relaciones públicas”. El periódico publicaba su denominación con las siglas TWN. Yo pensé que se referían a Third World Network con sede en Malasya, fundada en 1984 para la cooperación Norte-Sur. Resultó que la srita. me entendió mal y la empresa se refería al Tour World Net, dedicada a la supuesta promoción del turismo. Fatal. Me recibieron unas personitas con vestimenta particular: minifaldas, ropa pegada, escotes, zapatos de tacón (quasi aliens). El lugar, algo clandestino, me confirmó que Cancún es un sitio propicio para el turismo sexual.
Seguí con la entrevista por mera casualidad. La presunta agencia vacacional tiene su sede en Seattle y funciona bajo el patrocinio de Vive México. Lo cierto es que soñé con el Lic. Díaz (el que me hizo la entrevista): dientes feísimos y aspecto de mujeriego, tratante o no sé qué.
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