martes, 3 de junio de 2008

voce (Turin)

Fuimos y seremos ángeles. Volamos cada paso en los infinitos senelages. Los miles de puertos, las miles de luces que nos faltan por alcanzar. Te digo que soy ángel de luz porque deseo ser tu sueño. Siempre imaginamos que pudimos; no se me olvidó el compás ni la pausa de una ligerísima nostalgia (de lejos te veía...ahora me acuerdo del recuerdo), te mencioné en cuerpos de otros: sexo, coraje, pasión. Leí tus cuentos y me inundaban tus abismos. Leíste mis ojos y compreniste mi alma, te dejé necesitándome. Vimos bellezas: nos abrimos, nos entendimos (desprendimos la tierra...y hablábamos en un lenguaje extraño, muchos silencios, entre los muertos y los vivos, desgarrando todo...la entrega y la soberbia, la mansedumbre, la espera, el tiempo irrelevante...siempre nuestros ojos).
No te olvidaré jamás.
Puedes ser la diferencia en las inmensidades: el cielo abierto o un abismo.

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