Te vendo mi sonrisa, mis manos enlatadas, mis voces de ángel. Cómprame cuando mi silueta baila. Házme el amor, invéntame colores (desde tus labios de estrellas rojas). ¡Hasta en los horizontes nos hemos visto, despertar en brasas, imaginarnos en cielos que se desbaratan. Ni aullarás más tu paso, tu voz de montaña. Ni andaré más despacio, desgnio incierto.
Bebe con lluvia, que ha llegado el tiempo de la siega...recoge pedazos de amores. Seamos de todos los males, el bien sucesor. Levántate para mirarme, que se han extasiado todas tus huellas, para no hacerme polvo y eternizarme luego. Déjame te cuento que arrasados los días encontrarás un café y volverás a la tierra. (El peso de los años con los mismos ojos). Porque no pintaremos desarrapados los pasos, ni mis rodillas gastarán helados recuerdos. Antes, he de mirarme con los ojos cerrados. --Si tuviera un larga y pronunciada llovizna, me gustaría ser la gota que cae y se sueña. ¡Si tuviera un espejo con sabor a exilio! Si hubiera un alma que caminara en las calles bajo una blanca nostalgia...yo sería, yo estaría en la blancura.
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