Recorriendo el cementerio de Recoleta en Buenos Aires, me encontré con dos bellísimos textos sobre Borges. El primero, un poema dedicado a Elvira de Alvear; el segundo, un homenaje a su bisabuelo, en el bicententario de su nacimiento. A continuación, la fotografía encripta:
Todas las cosas tuvo y lentamente todas la abandonaron. La hemos visto armada de belleza. La mañana y el claro día le mostraron, desde su cumbre, los hermosos reinos de la tierra. La tarde fue borrándolos. El favor de los astros y la infinita y ubicua de causas le había dado la fortuna que anula las distancias. Como el tapiz del árabe confunde deseo y posesión, y el don de verso que transforma las penas verdaderas, en una música, un rumor y un símbolo, y el fervor, y en la sangre la batalla de Ituzaingó y el peso de laureles,y el goce de perderse en el errante río del tiempo (río y laberinto). Y en los lentos colores de las tardes. Todas las cosas la dejaron, menos una. La generosa cortesía la acompañó hasta el fin de su jornada, mallá del delirio y del eclipse, de un modo casi angélico. De Elvira lo primero que vi, hace tantos años, fue la sonrisa y es también lo último.
Jorge Luis Borges
.- Dilató su valor sobre los Andes.
Contrastó montañas y ejércitos.
La audacia fue costumbre de su espada.
Impuso en la llanura de Junín
término venturoso a la batalla
y a las lanzas del Perú dio sangre española.
Escribió su censo de hazañas
en prosa rígida como clarines belísonos.
Eligió el honroso destierro.
Ahora es un poco de ceniza y de gloria.
Homenaje de la Municipalidad del Coronel Suárez, en el centenario de su nacimiento, de su bisnieto Jorge Luis Borges
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