sábado, 21 de febrero de 2009

- sin whiskey me recuerdas -

Hoy espero insoportable tu boca en la fricción de mi lengua,
ajena silueta y un beso oculto en aquella rareza;
ni tú ni yo, la ilusión calienta el fuego con tres:
un as, un rey y un comodín.

infinita ternura, por ella...
las palabras graves son acentos y sonidos de casas: van y vienen como lluvia,
tus palabra rozan mi boca, tu boca quiere otra boca, sueño de tres ciudades,
me esperas...

Con mis ganas de despertar mis dedos,
entrar por aquella ventana y saciar tu sed.
Con sus ganas de cortar la sombra de una flor,
hacer venir tu sueño y ser el big-bang in between.

Estamos tumbados y entra el sol generoso: conozco los ojos, más no los sueños:
no es esa la falsa palabra: ¿matar o morir?
Error al callarme cuando dije silenciosamente, me gustaría consumir tu desnudez.

Rueda el mundo y reniega el estúpido error del suelo: insecto , a un costado, mi culpa transtornada de anhelo.

Sin retorno, sin voz. ¿Qué es el amor?
Esas palabras llovieron las estrellas a la hora de caer.

es él,

con sus ojos bailando despiertos,. su secreto implacable
y un celo que yo misma incendié;

es él,

un juego que no sabes, que ni siquiera intuyes:
el fuego en ausencia hace de ti la lluvia,
la sed hace de sí un segundo,
por él,
por mi,
por los tres.

el confín y la piel son lo mismo; en los ojos no hay antorchas,
pero en el alma si: se juega el retorno con la duda de lo que nunca fue.

domingo, 8 de febrero de 2009

Αιώνια

Vida y muerte se escriben en el costado de tu piel. Cuando Dios nombró la tierra, el mar en mis cinco sentidos callaba: tu sangre como tinta azul dormitaba; pasos como gotas; lluvias de nostalgia. Mi ropa; ausencia de aroma era tu risa. Grito, ¿quién vive? Y un eco se levanta en mi cuerpo, el sueño activo engendra el aviso y sigue cayendo (un comienzo para al fin saltar las horas). Estás en mi almohada; sin rostro en mi cama; sin cuerpo en mi cara. Yaces en medio de esta nota sobre nada, en medio de esta noche y nada, nada quiere decir: en medio del poema, un silencio es todo grito de agua.

¿Quién escribe las horas sin ausencia, sin delirio? Fuiste una muralla alta y de ahí caímos (todas las almas), ni atrás ni adelante: todo lo que se escribe es vida con sello indeleble. Lloro como niña de 3 años sin saber decirte nada. Pregunto de nuevo si estos ojos se detuvieron el día que empezó a caer la lluvia; para enterrar un pozo y descubrir entera mi alma, para que tu boca abriera un mundo, surtidora de aves; confines de alas desplegadas. Cedí a las leyes invisibles para vivir un destino sin conciencia: primer crimen; mi destierro: la primera nota se escribe sobre un papel en blanco. Quiero decirte algo: niña, eres noche, has callado mis ojos para despertar a pulso mi defensa.

Así volví a mi cuerpo: a las seis en luna llena. Un inmenso desamparo en la sed del hombre; una apariencia momentánea en aquella ventana (un reino ciego, sin fin de tiempos); que es sol de río, que es mar de nube, color de noche abre mis ojos cerrados. Allá, diez años ahora, sin que nada mueva el espejo entre esta vida y la otra, el confín del delirio calla la muerte. ¿Cómo se escribe libertad después de haber amado? Un mundo en cada sueño es un beso interminable, una palabra brota al fin el agua (siente su silencio y es el anhelo de mi letra).

Sin decirte nada, sin callar mi llanto. Aquí la piedra rota descongela el hielo que anega la conciencia: una imagen pasa instantánea y fuiste, eres, lo que hace callar las piedras.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Altazor!

aquí acaba la historia del paracaídas que la llevó a la muerte...

¿de qué color era el mar preguntó la estrella?
(azul), respondió la aurora.
(azul) la caída, la caída azul.


Altazor, nací a los 23 años, el día de la muerte de Cristo.

martes, 3 de febrero de 2009

7.c

Tomo mi paracaídas, y del borde de mi estrella en marcha me lanzo a la atmósfera del último suspiro.

Ruedo interminablemente sobre las rocas de los sueños, ruedo entre las nubes de la muerte.