viernes, 28 de agosto de 2009

Rainer Maria Rilke

Vivir en los brazos sólo puede hacerlo quien es capaz de morir en ellos; cada uno elige su permanencia según el gusto (deja que lo exprese con esta frívola sensualidad) de su muerte. Lo que empuja aquellos hombres a su marcha errante, a la estepa, al desierto...es la sensación de que su muerte no le complace la casa en que vivían; de que no tiene sitio en ella.
Una amiga sueca, que vivió sola un invierno al borde del desierto me escribió:
"...paisajes de una grandeza tal, que uno hallaría en ellos espacio suficiente después de la muerte. Al menos por algún tiempo..."
Rilke, El Testamento

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