"I have sliced the waters of beauty in the evening when the hills close themselves like birds' wings folded. When the wind stoops..may there be nothing found but a pinch of dust." Rhoda, the Waves of Virginia
martes, 30 de septiembre de 2008
Far other dreams my erring soul employ
jueves, 25 de septiembre de 2008
K 488 (2 y 3)
Un día oirán los pensamientos,
lo que dice el silencio mientras cae el viento:
saber es conocer.
La música es silencio.
(no hay muerte, no es lo mismo, no hay muerte).
El movimiento y el oleaje…
no es lo mismo la caída…aunque los mares son refugios.
LOS ÁNGELES inventan el espacio
NOSOTROS somos su presagio
No es lo mismo: saber es conocer.
No es lo mismo; ahora, una idea, el silencio.
Tercer movimiento
No hay más oídos que los que llevamos adentro:
iza vela tu corazón de espuma,
si duráramos unos instantes
con los ojos cerrados…
Veremos el alma y el mar abiertos.
La noche lentamente serenea…
no estamos allá.
En el comienzo todo es invisible…
Vemos esta lejanía: (el poema) en el cielo
la voz humana al sol-al tiempo.
¿En qué segundo el mar es uno?
¿Seremos caras?
En voz baja, estos ojos al cielo.
domingo, 21 de septiembre de 2008
About the rabbits
martes, 16 de septiembre de 2008
Elegía al MAR
A veces, sueño con el mar.
Soy la espuma que nace con el tiempo,
libertad que envuelve mi destino incólume;
y yo, que he dejado mi cuerpo en la orilla
morí desnuda, caí de nuevo y mis
recuerdos fueron mares, memorias
que el alma guardó para mañana.
A veces, el silencio es la palabra
que las olas suspenden,
me ha escuchado la noche;
aunque también, me ha llevado el mar.
viernes, 12 de septiembre de 2008
Manifiesto K. 488
Efecto Mozart : "Todo sonido
Primer Movimiento
I
Un leve chasquido del viento,
sopla en las copas el silencio del mundo.
Bajaron los ángeles con su silbido aéreo
y estaban en todos los caminos:
En los ojos frágiles del último tiempo,
En los labios heridos de tantos años,
En las manos que han tocado el infierno,
Señuelos de niño, ¿o de amores viejos?
El sol se desnuda, la piel de todos
Se desnuda, la libertad es una
Amortajada de sueños en el aire;
Amananece el canto
Y la garganta por ellos se alimenta,
(detrás de las paredes hay voces)
Espejos de inframundo,
música de una nota infame,
los ángeles alivian el oleaje
que los huesos del cuerpo se alimenta,
sendero de versos han de ser sus mundos;
torrente de agua como ala de ave.
Van por las calles como niños,
Recurrentes sin fin de la memoria;
La inocencia, ¿será el fondo de la hora?
¿la palabra, un rostro al fin poeta?
La música es pasado y hoy es madrugada.
martes, 9 de septiembre de 2008
A los “fusionistas”; voz de juventud, voz del hoy y del mañana:
Nada, ni siquiera la belleza nos calmaba, nuestra mente ya bloqueada dilucidaba aves-sombras, trinos-lloros, vuelos-rotos, sesgos de lluvia, nubes de paja, manecillas sin horas, sin voces, sin nada de nada; lo poco que le queda al hombre, el desierto de las bocas al final se mueren. Ya lo habíamos intuido: estamos al final del tiempo, en espera de una acústica parodia: Godot en espera de la nada:
Habíamos pronunciado: “El cielo es una nube con forma de serpiente. Qué despliegue militar vendrá mañana, a quiénes salvarán los proyectiles del imperio, la humanidad es un silbido que no encuentra ecos, de dónde vendrá la corrupción que corrompe las almas, el hombre siempre tiende a mutilarse él mismo, falta poco, los trinos no volverán, somos los nietos del gas mostaza y de las trincheras, los hijos de experiencias psicotrópicas…[1]”;
Nos volvimos grandes, regresamos del inframundo para dictaminar nuestra sentencia arrebatada: el extermino de la raza humana; recobramos nuestra inocencia con la memoria olvidada, la belleza infundada, el último jardín de rosas. Estuvimos juntos, unidos todos en un sueño eterno, la certeza en nuestras manos: la nada, y en la nada nos Creamos, nos volvimos hombres, nos volvimos fusionistas.
Bien les digo poetas, que el día del principio es el día que marca la hora del fin.
Este es nuestro desplegado con sangre: hemos caído, hemos errado, hemos muerto, nuestras palabras dictaminarán las lenguas, marcaremos el destino de una inmortal vegetación; si nos pronunciamos del exterminio seremos ese exterminio, si nos auto- mutilamos ya nos morimos todos; si la nada queda, la nada seremos; entonces sí pasaremos a ser eternos esclavos: la generación desencadenada, el eslabón perdido, la culpa, el desagarre.
El miedo que ganamos ¿será que tenemos don a cuestas? La poesía siempre ha cabido en los rosales, sólo que ahora hemos cantado con apariencia seráfica. Hemos resucitado con la marca de Caín, un propósito inevitable de la Duda.
Convoco a Ariel como ni numen. Así habló Rodó del despertar en Latinoamérica: genio del aire, simbolismo de la obra de Shakespeare, la parte noble y alada del espíritu–el término ideal que asciende la selección humana, rectificando en el hombre superior los vestigios de Calibán, símbolo de sensualidad y torpeza, con el que nosotros fusionistas, habíamos puesto frente como voz magistral.
Anhelo sólo lo verdaderamente libre, la vida para quien es capaz de conquistarla bajo un soplo sincero; la humanidad renovada, el ideal del sueño con la fe, de conmovedora locura; ¡No somos unos niños! Somos la actividad humana, el encaro de la realidad que no justifica un velo para sonreír; un cuadro de juventud inmarcesible: ¿Madurará en la realidad esa esperanza?
Muy lejos de suponer una renuncia y condenación de la existencia, hablo de la revelación de fuerzas nuevas; las que serán capaces de incorporar el esfuerzo vivo del pasado a la obra del futuro.
El camino al final no lo sabemos, pero somos parte de ese hombre que teje sigilosamente, que dirige el espíritu de un siglo y el alma cuya estimulación armónica será perfecta. “El buen gusto es una rienda firme de criterio”. No la esclavitud que destruye nuestras mentes, no la abominación retórica, no el laberinto y extravío; es la libertad con significado humano, la obra bendita de los genios.
El renacer del tiempo; de las promesas que fían eternamente el porvenir de la realidad, se entre-abren con las primeras voces, el vestigio de un sueño que acompaña el ritmo triunfal de un nuevo día.
Dormíamos, y soñamos que la vida era belleza; despertamos y advertimos que ella era deber.
Dios no existe en la caverna;
si no… “que erremos siempre”
[1] Primer Manifiesto Fusionista, 2008.
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