miércoles, 27 de mayo de 2009

Historia de la Locura, Foucault


El agua y la navegación tienen por cierto este papel. Encerrado en el navío de donde no se puede escapar, el loco es entregado al río de mil brazos, al mar de mil caminos, a esa gran incertidumbre exterior a todo. Está prisionero en medio de la más libre y abierta de las rutas: está sólidamente encadenado a la encrucijada infinita. Es el Pasajero por excelencia, o sea, el prisionero del viaje. No se sabe en qué tierra desembarcará; tampoco se sabe, cuándo desembarca, de qué tierra viene. Sólo tiene verdad y patria en esa extensión infecunda, entre dos tierras que no pueden pertenecerle. ¿Es en este ritual y en sus valores donde encontramos el origen del prolongado parentesco imaginario, cuya existencia podemos comprobar sin cesar en la cultura occidental? ¿O es, inversamente, ese parentesco, el que, desde el comienzo de los tiempos determina, y luego fija el rito del embarco? Una cosa podemos afirmar, al menos: el agua y la locura están unidas desde hace mucho tiempo en la imaginación del hombre europeo.
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1961

martes, 26 de mayo de 2009

Inocente


Arianna Bañuelos Zetina


No es la noche de tu llanto, ni el muro contra la poesía
una sombra que devenga dicha de verdad.
No es la hoja un mutismo; vaivén extasiado;
silencio de dos cuerpos viajeros al cauce de su encuentro.
- Al fin la palabra comprendió
que el horror de la civilización fue una noche de fuego sometido;
y cuando impávidas nos dejamos caer, dejándonos vencer,
el amor pidió al inocente silencio, volver.
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Tus ojos purifican cuando caen, si acaso callasen a(l) volver.

Hyndra

miércoles, 20 de mayo de 2009

Un nuevo amanecer


Here I'm standing on the sea shore.
She is gone, now she's gone.
All the angels praying for me.
As I fall, As I fall.
While I'm melting in the rain,
deep in pain, she is so far.
Will we ever meet again as friends, after so long?


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-----Hyndra in love

viernes, 15 de mayo de 2009

El verso vs el anverso de ser



- Perdido en el centro del mundo te lanzas…algo de clarín, ruptura, algo flota, invisible. Tus ojos. Apaga las luces, el mundo erguido es un espacio por añadidura. Todas estas luces son milagros. Y ves, la épica de llamar contradicción es ruido que se apaga lentamente, el concepto y el ritmo: tú hablas, pero siempre callamos.


- Mujer de roces, la prueba de fuego está al alcance de todo público. El sentimiento de legitimidad yergue en la conciencia burguesa. La crítica nos sirve para destronar, para ser mejores.


-Tú y yo nos alejamos. El alma de héroe penetra en tu piel como un Aquiles. Sabes que hay una llega secreta de ceder; si regresamos a la sola presencia, el serpenteo, la conquista por divinidad, lo posible disputa un alma en nombre de la libertad, la función más inmediata a la poesía es observar.


- La sociedad en función del análisis, esto es prosa.


- Un arquetipo, el hecho de nacer. La muerte o la derrota. El principio niega tu sensibilidad. Si esta operación de “imaginar”. Si mi don de soñarte… si lo real de mis labios… el alcance de tus manos. Te deseo más cuando no tuve ocasión de insistir.


-Mira el cielo; también cesa. “Eternizas el amor”. El rito es muy simple: a la hora del crepúsculo todo mundo se va a dormir


-Pero tú no duermes, sueñas.
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( Hyndra no regresó a besarla...) Partió- .

miércoles, 13 de mayo de 2009

La razón de ser, los fantasmas de Pessoa.

Arianna Bañuelos
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La imaginación de un sueño; la Calle de los Doradores de Pessoa; el deseo de desasosiego por un hombre que aparentó la imitación (atribuida o simulada) para cualquiera de los siguientes heterónimos: Bernardo Soares, Alberto Cairo o Ricardo Reis. La abulia absoluta en su manuscrito, “Libro del desasosiego” como obra propia u ortónima. Creación poética, vista tantas veces en el mundo de las letras como panorama público de lo que sucedió en otros tiempos; hermetismo sosegado, sacado a luz después de un lastre de lo que nunca fue. Cada una de estas posibilidades, dan cuenta del descubrimiento de un nuevo género, a cuyo legado, el co-editor Ángel Crespo, atribuye el neologismo: “paulismo”: “un ismo pessoano de carácter decadentista que pronto dejaría de interesar a su inventor” (Seix Barral, 2008 p.3)

Escribe Pessoa, “soy un fragmento de mí conservado en un museo abandonado”. Transcrito que a partir de hoy, conviene observar desde el punto de vista del anonimato. El Libro del Desasosiego reclama en broma lo correspondiente a una personalidad figurada; un yo instintivo que corresponde a un lector virtual, construido también en la penumbra de los siglos[1]. Esta mencionada coincidencia; un diario en la otrora casual, junto a un lector de procedencia anónima, conjura todas las dificultades de la edición: el reencuentro; más bien, descubrimiento fingido a una biografía anterior, lograda por Pessoa a través de su poesía publicada.

Inmediatamente salta a la vista una contradicción. ¿Quién es Pessoa a propósito de una lectura posterior anónima?: la opinión de todos, ya por más socavada: un clásico en la materialidad de las circunstancias (Pessoa como autor intelectual) o, la ordenación insegura vista desde la desnudez prosaica; el diferencial de cualidad innovadora; improvisación que surge en la casualidad irremediable, pesar de todas las letras: “esté donde esté, recordaré con nostalgia al patrón Vasques, a la oficina de la Calle de los Doradores, y la monotonía de la vida cotidiana será para mí por el recuerdo de los amores que no tuve, o de los triunfos que no habrían de ser míos” (p. 28).

¿Qué conforma la escrupulosa insignia de una segunda lectura pessoana; paréntesis que ha de ser traducida sigilosamente entre el sueño y la vigilia de su autoría: la Calle de los Doradores; sinónimo muchas veces de un juego solitario, lenguaje que no puede atribuirse a la figura pública o coartada incidental; Pessoa real de principios del siglo XX? Más bien, sucede todo lo contrario. El lenguaje del secreto y la insolación de los paisajes incomunicables (traducibles hasta hoy), tienen un doble propósito: alejarnos del oficio de un escrito, hecho meramente perceptual y engrandecido como memoria colectiva. Para que después, cuando hubiese sido borrada la condición falible de lo sociológico, nos diéramos la oportunidad de inclinarnos a una lectura primordialmente desnuda, destinada a la admiración sin máscaras. En los hechos, esta versión ofrece una visión con expresión íntima, en el ambiente cultural del libro.

En el trecho inicial de la obra se puede leer, “he nacido en un tiempo en que la mayoría de los jóvenes habían perdido la creencia de Dios. Después agrega, (…)”sin saber por qué” (p. 21) La justificación decadentista al contexto autobiográfico: “Desassossego”: privación de calma o quietud; sinónimo de cualquier renuncia en el modo y contemplación del espíritu humano; devela una distancia y abstracción del hombre con el cosmos, situación que de haberse publicado en aquella época, hubiera revelado una angustia moral, arrastrando con ello, un mundo desprovisto de apoyo a la discusión de los problemas religiosos, y al mismo tiempo, la victimización al ser personal. La solución inmediata de Pessoa frente a esta situación, lo llevó a la continua recurrencia y/o necesidad del heterónimo, para hacer frente a lo simulado, el uso de la razón.

Ebrio de algo dudoso; cántico lento a sus ojos; la sensación con propósito se nos presenta hoy sin ataduras. La Calle de los Doradores es un regalo: “La oficina de la Calle de los Doradores representa para mí la Vida, este segundo piso mío, donde vivo (…) representa para mí el Arte” (p. 28) Siendo esto verdad, la metáfora en el trono de lo conocido, es un sitio que regresa al sosiego y escudriña todas las reglas de la vida. El momento de presente lectura, a través de “Desasosiego” es un regresar a los anhelos de Pessoa; el llegar a ser, su verdadera escritura: “Si yo tuviese el mundo en la mano, lo cambiaría, estoy seguro, por un billete para (la) Calle de los Doradores” (p. 28)

Es difícil distinguir lo simulado y lo real en el presente contexto. Enigmas como tal, debieron haberse escrito, con propósito de aliviar y tranquilizar el des-orden moral, des-asosiego; conceptos en aquella época indescifrables; paulismos en leyendas y mitos decadentistas. Es mucho más visible, la voz de lo desconocido en gran parte de los heterónimos; porque al volver a ellos, nos recuerdan la vida y el alma que sientan sobre el universo de Pessoa; lo que será antes y después que él; la existencia vívida en la cotidianidad de cualquier calle, en cualquier ciudad.




Referencia
Pessoa F,2008. Libro de Desasosiego de Bernardo Soares, Seix Barral, Barcelona.


[1] La primera edición del manuscrito: “El Libro del Desasosiego”, no sale a la luz sino hasta 1984

Musas Argentinas


Susana Villalba (1957-)


Sé que mi petición es precipitada


yo

yo y mi yo

y mi cuerpo fuimos a esa fiesta

yo bailé

hermoso rico y poderoso rozaba mi cuerpo

mi betty boop mi reina descalza

mi nombre es yoni.meri yo también

fuego furia ¿fumás? fuimos a su casa

estás mojada no sé no hemos sido presentados

sumergidos suma de noche estera estambres estaba aterrorizada

profeta centinela sentí un automóvil rojo rubio el tabaco

su espalda fuerte trepaba mi caída infimos funestos café

piedras para dormir me acompañaba a casa y olvidé decírselo

las palabras son monedas clavadas a la tierra
historias de susy siempre lo he sabido

cómo explicarte hubiese cupido calendario

perdida en los andenes al día siguiente mi sombra caía del piso 29

olvidé decirle que siempre nadie y yo nunca los amores cobardes

lloraba no llegan porque los hombres etcétera

él era despiadado todo un hombre quemado de belleza

mi cuerpo gemía como un gato y lo envidié pero yo nunca

me meto en sus asuntos

dijo tu piel mi nena dame no sé qué cosa qué llave del infierno

yo hubiera declarado desplegado y estrenado un novio

hubiese dicho a mis amigas entrado en algún bar hubiese

hubiese vino que me matarahabráse visto tan chiquita y calentando bancos en la plaza

ay corazón si te fueras de madre

siempre la pena entra la pena y la nada

mi cuerpo roto pegado a lo sumido curioso rito de cucharas en

la mesasobre la mesa en la ducha él era el agua y me frotaba

belladonada

me en el centro de lo que siempre habla el espejo la sombra

del deseo era lacan en mi escritorio

ah para su estudio de análisis oh para sus análisis

acababa de ver

mi cuerpo demasiado tarde dónde estuviste le decía

ay corazón si supieras ser látigo y dormir.


Patricia Damiano


dentellada

sacra, ríe la señora en domingo

de jade el labio

fortaleza de cientos

tu fracaso

gris la tarde, autora del sol

porfía la maderatu orfandad

bajo el roble

en invierno

maleza de aquel hombre tardío, éste,

conquista que en tu inicio

supo morirel miedo canta

sangre diera el silencio

útera palabra

a tu negada

luz

la serpiente

en la hoguera

que no supo Juana, mártir en armas

sin la daga que

fue

salto

el cerro desconocido

hubo el durazno no

el oro

si pirámide la sonrisa

de tu lengua frágil

lealtad

púrpura de cientos

hubo el oro no

el durazno

si el mirlo vuela, humillado mármol

bajo las ojivas juego ajedrez, perpetua blanca

mi comida

tu arreo

la imposible daga

cae el rey

vuela la torre

un alfil traiciona este cerro

que salto

inútil árbol

adiós

pequeño trebejo, arco azul

todos sabemos

que han sido los juegos

de una noche

sin Byron


Olga Appiani (1949-)

Me pensaron sombra, espejo…”


Me pensaron sombra, espejo,

copia de copias aprobadas...

Pero tengo este capricho de sol

entre las manos,

esta sed que tantos no conocen,

este terco titilar tan escondido...

Y resisto como el árbol,

la piedra, la simiente tenaz bajo la tierra,

con mi loco cascabel en la garganta

y el ala en gestación

sobre los huesos...

Soy la voz callada tanto tiempo,

la vela que alumbró

en el silencio

y estalla al fin sus soles sumergidos...

No soy sombra de sueños permitidos

jueves, 7 de mayo de 2009

Cuando el otro se desnuda el mundo cambia


Arianna Bañuelos
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Venía atiborrada de la oficina a la casa. Tenía una migraña de calibre 14. En aquel semáforo, el mismo estúpido cuenta-largo de todos los días, me sonrió un mimo. Al principio no lo quise mirar porque mi cara de “el mundo me odia y viceversa” daba vergüenza. Traté de esquivar su mirada instantáneamente; pocos segundos fueron nada. Cuando regresé la vista ahí seguía con su cara de “ya sé en qué estás pensando”. En el arguello de sus faenas, un gesto sincero; del silencio de su boca salía un “wow”, “estás hermosa”. Luego me tomó una foto y la guardó en su bolsillo. Sacó una moneda y dijo “no quiero esto”; mejor un beso, y señaló su mejilla. Me vencí, me reía sola. En cadena me vino de golpe, “la espontaneidad no es un delito” y “hay detalles de la vida que son mágicos”. Algo con fe y cariño, que no le puedo llamar flirteo y tampoco oficio. Era un todo; la intención de hacerme sentir mejor: mundo liviano. Yo pensaba, “qué manera de sonreír al mundo”. Así las cosas, la vida iba siendo un todo en la sonrisa del otro. Nada importaban los espectadores incomprensibles (el aire flota; piedras invisibles y recurrentes; paradoja y sociedad). ¡La vergüenza venía siendo un pecado!; rechazar una sonrisa lo era más. Pagué su talento y me fui.

lunes, 4 de mayo de 2009

Bach en Egipto


Una vez, exánime
besé tus pies mujer periplo
Dónde, la llave, no lo sé
Dios se encargó de velar obscuro beso,
Dios bien sabe que lo nuestro lleva
a dónde. No nos lleva.
Una solemnidad que no es pareada
ya no importa
Cuando el sombrero de Bach dijo a su sombra:
empiezo a rasgar vestidos;
así en tu cama,
cuerpo de alfileres sin deriva;
el techo, donde todos los ojos ven.

Una vez, exánime
la luna me dijo a puerta cerrada: querida,
música adorada,
tu réquiem es VIVIR SEDADO – no te huyas-.
Los misterios del abecedario, dos cinturas
Océano primero, tu cadalso
Risa, el viento fuimos todos los que no seremos.
¡Destruye tu voz!¡ Destruye tu acento!
resistamos al borde. Silbido y después…

Una vez, exánime,
cuando el silencio parece una maquinaria de fuego,
y sigue Bach por el Cairo, como desierto huésped
acaudalado y sombrío.
Vino una anciana aquella noche a dejarme un libro,
roble viejo
atestiguó un siglo tu dulzura. Mujer, mujer,
ser de agua, tu exquisita vanidad una y otra vez naufraga
prohibida fugaz, te volviste agua y yo quería
la batalla.

Hyndra

domingo, 3 de mayo de 2009

(doble senda)


El rumor rompiéndose en medio de esta espera,
escrita en muro con mis labios hechos lluvia.
Humedezco mis dedos nuevamente en agua;
redimo culpas; vuelvo al escondrijo de mi anhelo fulminante.
Locura; he visto con cenizas de alba mi destino;
crepúsculo de sombras y este cuerpo danza tiernamente.
Llamo, la noche sufre, llamo.
Perdida en el canto de un campanario.
Clamo. Con garganta obscura sigo el peregrinaje de una sombra.

Mil años, le restan a mis ojos olvidarte.
Hyndra

Mi manera de quererte,
belleza ciega.
Abro los ojos en la cúspide de tus labios, que son besos...


Hyndra

sábado, 2 de mayo de 2009

La mujer de Octavio Paz

En cierta ocasión (como todo buen hombre), Paz se enamoró:

...Como todo movimiento del hombre, el amor es ir "a un encuentro". En la espera todo nuestro ser se inclina hacia adelante. Es un anhelar, un tenderse hacia algo que aún no está presente y que es una posibilidad que no pude producirse: la aparición de la mujer. La espera nos tiene en vilo, es decir, suspendidos, fuera de nosotros. Hace un minuto que estábamos instalados en nuestro mundo y nos movíamos con tal naturalidad y facilidad entre las cosas y seres que no advertíamos su distancia. Ahora, a medida que crecen la impaciencia y el anhelar, el paisaje se aleja, el muro y las cosas de enfrente se retiran y repliegan sobre sí mismas, el reloj marcha despacio. Todo se ha puesto a vivir una vida aparte, impenetrable. El mundo se hace ajeno...

Para que luego, cuando llegara la "INESPERADA MUJER" (Elena Garro), le contestara:

Con un imbécil, que era la sombra de Paz (... )me dejó llena de deudas y SIN UN CENTAVO. En cuanto al aspecto familiar, íntimo, las cosas son más oscuras: cuando Helenita nació, se convirtió en el arma número uno contra mí (...)Desde entonces viví aterrada, pues Paz encontró entregar a Helenita con su madre, cada vez que yo intentaba el divorcio (...) Ya domada, nos fuimos otra vez de México y viví nuevamente con Paz esperando que la niña fuera mayor de edad para IRME. ¡Todo fue una catástrofe! Me enamoré de Bioy Casares, y la víspera de irme con él, Paz suspendió el viaje y ordenó que la niña volviera a México con su padre y su padrastro. ¡No me fui! Pero casi me muero. Me guardó un rencor insaciable y de ese amor frustrado vienen todas las represalias, que no VAN a terminar NUNCA. Por eso ahora ha encontrado la manera de matar a Helenita sin dejar huellas: no dando dinero para curarla, pero diciendo a todo el mundo que lo da, por ejemplo a través del siniestro primo...

Para que luego Paz escribiera:
La experiencia poética es una revelación de nuestra condición orginal.

Yo diría, cuál original, si esto no es más que la trágica muerte de Garro y la sepultura misma de Paz para permanecer continuamente enamorado de su anhelo, y nada más...


Fin.